martes, 8 de julio de 2008

VALERIA CRITICA A JAVI





Las imágenes que nos propone Javier Arboledas forman parte de una serie más amplia de fotografías. El elemento común de estas fotos es el paisaje urbano inmerso en una naturaleza salvaje, lugares de periferia donde a pesar de la presencia difundida del cemento, este convive con una especie de naturaleza.
Soledad y degradación son otros de los elementos presentes en estas escenas, escenas fragmentadas donde mas que un hilo narrativo, el autor busca elementos que se relacionen y se opongan entre ellos: la belleza soñada de una naturaleza contaminada por el ser humano; la naturaleza y los objetos que han sido abandonados en ella y que siguen fundiéndose con el paisaje hasta formar parte de el.
El elemento humano más que presente es percibido en la mayoría de las imágenes, como huellas dejadas por el paso del hombre y su apropiación siempre más rápida del espacio natural en un tiempo desprovisto de contaminación.
En las imágenes donde se haya el elemento humano aparece siempre la soledad y la degradación ejerciendo de hilo conductor. Nos encontramos frente a una escena donde un grupo de mujeres esperan ante una puerta, en el edificio discernimos una inscripción que no entendemos puesto que está escrito en ruso, pero la sensación que emerge es la de encontrarnos frente a prostitutas. De nuevo degradación, y soledad. Otra vez nos transmite la misma sensación de la imagen del gran juego de niños, solo, imponente en medio de un bosque, solo como el hombre que nos da la espalda y mira este juego como acordándose del niño que un día fue, de un tiempo ahora pasado.
Imágenes que exploran la presencia difusa de la humanidad en la naturaleza, recreando un paisaje en continua mutación. Todo parece hablar de un sufrimiento en el sentido de un prevalecer del hombre sobre la naturaleza sin dar lugar a un posible regreso.

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